1.2 Un nuevo lenguaje

Para este tema sigamos a Joan Ferrés i Pratts, cuando comenta:
“Lo audiovisual no es una cuestión de medios sino de lenguaje. Podría decirse que es una cuestión de hemisferios. No se trata de usar medios audiovisuales, sino de expresarse audiovisualmente, de dar prioridad al hemisferio que ha adquirido más relevancia en la era de la imagen.[3] Los medios tienden a potenciar y vehicular una forma de expresión específica. Pero el lenguaje no puede reducirse a los medios.”

“Refiriéndose a la identidad del lenguaje audiovisual, el realizador ruso Sergei M. Eisentein decía que el cine opera de la imagen a la emoción y de la emoción a la idea. Inspirándose en esa idea, el realizador de la televisión francesa Claude Santelli decía que “el lenguaje audiovisual es aquel que comunica las ideas a través de las emociones.”[4] Expresarse audiovisualmente significaría, pues, comunicar las intenciones en el acto mismo de suscitar emociones. Es una forma de expresión que moviliza la sensibilidad, la intuición, las emociones. Es así como funciona la expresión audiovisual.”

Babin y Kouloumdjian definen el lenguaje audiovisual mediante siete rasgos principales. El lenguaje audiovisual es:

1. Mezcla. En la mesa de mezclas se conjugan y establece el orden del sonido-palabra-imagen, con la intención de crear en el receptor una experiencia unificada.

2. Lenguaje popular. Simple y llano, ni discurso, ni conferencia, ni lenguaje literario e intelectualizado.

3. Dramatización. Crear la acción, es suscitar relieve y establecer tensión.

4. Relación óptima entre fondo y figura. Establecer las relaciones entre todos los elementos: correspondencias y distancias que crean el relieve.

5. Presencia. Se ve y se escucha con todo el cuerpo.

6. Composición por segmentos. Presentar los aspectos que destacan, aparentemente sin orden, sobre un fondo común.

7. Encadenamiento de mosaico. No lineal, deductivo o casual. Los elementos de un mosaico parecen inconexos si se aíslan unos fragmentos; sólo tiene sentido si se contempla el conjunto, la coherencia interna global.[5]

Babin y Kouloumdjian dan una propuesta al reto que los medios masivos lanzan a la sociedad. Es una respuesta unificadora, integradora. Un intento de superar el absurdo. Aseguran que tanto en la escuela como en los medios masivos funcionan en mono, es decir, utilizan sólo uno de los hemisferios del cerebro, aunque utilizando canales distintos.

En cambio, “el funcionamiento en estéreo utiliza ambos hemisferios, respeta en parte lo que se ha dicho sobre las relaciones entre hemisferio derecho e izquierdo: cada uno tiene su especificidad, su punto de vista, su singularidad, pero entre uno y otro hay tendido un puente. Y las informaciones recibidas en la derecha, según el sistema del hemisferio derecho, pasan a la izquierda. De este modo existe distinción, pero también influencia recíproca. En ocasiones será el registro artístico, global, intuitivo, gustativo, el que domine. En otros, el registro analítico, riguroso, secuencia, abstracto. Del uno al otro hay un puente, pero respetando los puntos de vista y las dominancias.”[6]

Cuadro 1: Características de los hemisferios del cerebro
Diseño: Boden M. (1994) La mente creativa. Barcelona. Gedisa.


[3] Alvin Toffler se refiere a ella como la tercera ola o la era de la información y McLuhan como la Aldea Global.
[4] Babin, P. y McLuhan M. (1980:128). Otro hombre, otro cristiano en la era de la electrónica. Edebé, Barcelona.
[5] Babin, P. y Kouloumdjian, M. F. (1980:34-37).
[6] Babin, P. y Kouloumdjian, M. F. (1980:34-37).